Frankie y la boda - Carson McCullers



Título original: The Member of the Wedding
[Relato incluído en el libro El aliento del cielo]
Edición: Seix Barral (1ª edición, septiembre 2007)
Traducción: María Campuzano
Páginas: 393-537
ISBN: 978-84-322-2820-9
Precio: Préstamo de la Biblioteca Pública Municipal
Calificación: 8/10

Lo que más me ha gustado: El estilo inconfundible made in McCullers difícil de imitar y que a ella le salía con esa naturalidad que caracteriza a los que son unos maestros de la escritura. Esos amaneceres y esos atardeceres que son una extensión del estado del ánimo de la protagonista quedan grabados en el ánimo del lector creando una atmósfera mágica y onírica.

Lo que menos me ha gustado: El ritmo decae en algunos momentos extendiéndose como un chicle, ralentizando la narración, algo que no es propio de la autora y que hace que, en mi opinión, no goce de la continuidad de otros relatos como La Balada del Café Triste (uno de mis favoritos).
«Aquellos ciento sesenta kilómetros no la entristecían tanto ni la hacían sentirse tan alejada como el saber que elos eran ellos y estaban los dos juntos y ella no era más que ella y estaba separada y sola. Y cuando esta sensación le estaba poniendo mala, de pronto se le ocurrió un pensamiento y una explicaciòn, que la hizo comprender y casi exclamar en voz alta: «Ellos son el nosotros de mí.»" (Pág. 429)
Si hay algo que caracteriza al verano son esas largas tardes hasta que el sol se pone, con la canícula apoderándose de nuestro cuerpo y volviéndolo perezoso, inerte, sin que nuestra mente tenga ningún poder sino que, al contrario, contagiándose de su indolencia, se deja llevar por pensamientos que vienen y se quedan para no irse hasta la mañana siguiente, cuando la brisa del amanecer nos da un respiro. Pues esa sensación es la que Carson consigue transmitir, con la maestría narrativa que le caracteriza, a través del personaje de Frankie. El argumento, a pesar de la extensión de la obra, es muy sencillo, tanto que incluso han habido críticos que le han reprochado que no pasa nada y que se han sentido "estafados". Frankie es una joven de doce años que tras haber vivido una primavera intensa en la que por primera vez tomaba conciencia del mundo que le rodeaba, de su sexualidad y de valores como la amistad, se ve lanzada a un verano de un calor extremo en el que comienzan a embargarle sentimientos de tal intensidad que se ve incapacitada para ponerles nombre. Todo es nuevo para ella y la única forma de expresar lo que siente es decir que "es raro". Frankie es huérfana de madre y su padre, relojero (profesión que, por cierto, también ejerce el padre de Carson en la vida real), pasa más tiempo en su taller que en casa a la vez que guarda el retrato de su mujer en un cajón; su mejor amiga se ha trasladado a vivir a otro estado; su grupo de amigas anterior ha formado un club en el que no la han incluído por ser un año más pequeña; su gato Charlie ha desaparecido. En ese estado de aislamiento, únicamente acompañada por Berenice, la asistenta negra que prácticamente la ha criado y su primo John Henry West de seis años, la conmoción que sufre tras conocer que su único hermano, Jarvis, va a casarse con Janice Evans, una joven de Winter Hill, lejos de allí la sume en un estado de confusión emocional.

Carson McCullers con Ethel Waters y Julie Harris.
Carson hace de nuevo una inmersión profunda en las raíces del sentimiento de abandono que la acompañaría toda su vida a raíz de la marcha de su profesora de piano, Mary Tucker, al ser su marido trasladado a otro puesto militar en otro estado. En ese momento Carson, con 17 años, se siente traicionada. Con 22 años comenzaría a trabajar en este relato que cinco años después, tras haber pasado por seis versiones distintas, diversas enfermedades, el divorcio y segundo matrimonio con Reeves, vería la luz en 1946. Este libro fue el que más alegrías le dio a Carson, no sólo por el gran éxito que alcanzó como obra escrita y con su versión teatral, que le reportaron beneficios suficientes para poder vivir holgadamente toda su vida, sino sobre todo porque quince años después de haber roto su contacto, en 1951 recibe una carta de felicitación de Mary Tucker, retomando su amistad que duraría hasta su muerte. Carson supo perdonar, igual que Frances.

La obra se estructura en tres partes que cuentan los tres estados por los que atraviesa la protagonista.
«Aquel verano hacía mucho tiempo que Frankie no era miembro de nada: no pertenecía a ningún club ni pertenecía a nada enel mundo. Frankie, por entonces, era una persona suelta que vagabundeaba por los portales, atemorizada.» (Pág. 393)
Representación de la obra en el teatro Empire State (1950)
En la primera es Frankie, la chica que tras una verde y floreada primavera se ve inmersa en un mundo claustrofóbico deseando ser otra persona y sintiéndose cada vez más identificada con los fenómenos o freaks, a los que hace alusión al referirse a la visita que hizo al Pabellón de los Fenómenos de la feria, y que la miraban como diciéndole: «Te conocemos.» La propia Berenice tiene un ojo de cristal de color azul a pesar de que su otro ojo, el suyo, el de verdad, es marrón. Preguntada sobre por qué escogió un ojo de ese color nunca da una explicación exacta recurriendo así Carson al mundo de los fetiches tan propio de su narrativa (como una foto que Leonora en Reflejos de un ojo dorado conserva de una antigua compañera con la que hace años que no mantiene contacto simplemente por costumbre o la bellota gigante y los cálculos renales que Miss Amelia guarda como tesoros en "Balada de un café triste" sin un motivo real).
«Para mi, es la ironía del destino —dijo Frankie—. Cómo vienen. Esas mariposas podrían volar donde quisieran, y sin embargo vienen a pegarse aquí, a las ventanas de esta casa.» (Pág. 403)
En la segunda parte, cuando ya ha logrado poner palabras a sus emociones y encontrado una solución, Frankie evoluciona y cambia su nombre a F. Jasmine. Es la víspera de la boda y F. Jasmine se lanza a caminar por el pueblo a fin de despedirse de todo, decidida como está a no regresar nunca más. Es entonces cuando empieza a prestar atención a todo lo que hasta ese momento le había pasado desapercibido por su rutina. Su visión de las cosas cambia gracias, una vez más, a la fuerza transformadora del amor, amor por otra parte no correspondido porque los principales interesados, a saber, su hermano y su prometida, son los únicos que no saben los planes que tiene F. Jasmine. ¿El resto del pueblo? Sí. A todo con el que se cruza le cuenta lo que ha decidido, les habla con la familiaridad y confianza que da el creer que nunca volverás a ver a esa persona. F. Jasmine rebosa luz y necesita que los demás la vean, se alumbren con ella. Se siente libre, tanto que ya no quiere ser otra persona.
«—Pues lo que nunca oí decir en toda mi vida es que alguien se enamorase de una boda. He oído hablar de muchas cosas raras, pero jamás hasta ahora me había enterado de eso» (Pág. 464)
Entre acordes de jazz, blues y escalas de piano, va transcurriendo el día con un encuentros turbadores de carácter sexual incluídos con un soldado, figura que asocia con la del aventurero mientras los ecos de la Segunda Guerra Mundial suenan de fondo. De hecho, el sexo, a lo largo de todo el relato, aparece como algo así, turbador. Frankie y la boda se sitúa así en la novelas que se denominan de paso, de transición de la niñez a la adolescencia, de coming of age, donde, sin embargo, los sentimientos de esa época resultan tan universales, que no es difícil que incluso los adultos se sientan identificados con la protagonista. El sentimiento de pérdida y de traición ante un abandono no tiene edad y es una de esas situaciones vitales ante las cuales por mucha experiencia que vayamos acumulando no logramos adaptarnos. La forma de enfrentarla puede variar de unas personas a otras. Frankie pasa primero por la fase de negación, posteriormente por la de la falsa ilusión, el autoengaño, y en ese proceso lineal llega a la tercera fase donde se combina el enfado y la rebeldía con un salto hacia la madurez.
«Tú tienes un nombre y te van ocurriendo cosas una después de otra, y tú te portas de variadas maneras y haces eso y aquello, de modo que el nombre empieza pronto a tener significación. Las cosas se han ido juntando alrededor del nombre» (Pág. 493)

En la tercera parte ya es Frances. La boda ya ha terminado y vuelven en el autobús de regreso al pueblo. El desconsuelo no tiene fin. Varía el tiempo y cambia la estación. Tiene ya trece años y el mundo desconocido se abre delante de ella lleno de posibilidades. Nuevas amigas, nuevos proyectos, muchos cambios. 

Si en todos los relatos de Carson los personajes secundarios tienen su importancia, en éste alcanzan una transcendencia sin la cual la historia resultaría incompleta. Berenice representa la voz de la sabiduría así como la voz de otra raza que aún no estaba siendo escuchada; pero también es la única que escucha atentamente a Frankie y que incluso reflexiona a raíz de las preguntas y observaciones que comparten en esa cocina durante esas comidas interminables en las que comen guisantes con arroz. John, por otro lado, es el lado infantil que Frankie aún conserva al encontrarse con un pie en la adolescencia pero manteniendo otro en la infancia. John es el vínculo con la Frankie que fue y que, tras un momento de revelación, tras tomar la decisión de huir con su hermano y su mujer tras la boda, se convierte en Jasmine. John ahí aún vive, aún siguen los sueños infantiles haciendo de las suyas. Pero cuando F. Jasmine, tras ver el rechazo (lógico, por otra parte) de los recién casados a que les acompañen en la luna de miel, se convierte en Frances y entonces John... y entonces Berenice... No, no voy a contar lo que les pasa. Mejor léanlo y compruébenlo ustedes mismos.

Un apunte biográfico sobre la autora. Carson McCullers

Lula Carson McCullers nace el 19 de febrero de 1917 en Columbus, Georgia. En 1930 reniega de su primer nombre, Lula, y cambia también de profesora de piano, comenzando a recibir clases de Mary Tucker, cuyo esposo, Albert, acaba de ser destinado a la base militar de Fort Benning. Con trece años, Carson desarrolla su pasión por el piano al mismo tiempo que por la familia Tucker a quienes considera sus protectores. En 1932 contrae friebres reumática, cuyo mal diagnóstico provocará futuras recaídas. A raíz de su lenta recuperación comienza a leer vorazmente y a escribir obras de teatro en connivencia con su hermano Lamar y su hermana Margarita (ambos menores que ella), y acaba su primer relato Sucker.En 1934 Mary Tucker le comunica que su marido ha sido trasladado a Fort Howard, Maryland. Ante su marcha, Carson se siente abandonada y traicionada renunciando a continuar sus estudios de música y marchándose a Nueva York a seguir cursos de escritura creativa en la Universidad.

En 1935 conoce durante el verano en Columbus a Reeves McCullers a través de un amigo común, y los tres forman lo que ella denominaba «un trío». En 1936 enferma y escribe su primera novela, El corazón es un cazador solitario. El 20 de septiembre de 1937 se casa con Reeves McCullers. Años después, cuando le preguntaron el porqué de su matrimonio, ella respondió: «Me casé con él porque fue el primer hombre que me besó.» El 4 de junio de 1940 publica El corazón es un cazador solitario con un gran éxito de público y crítica y la pareja se traslada a Nueva York. En septiembre se separa de Reeves y se traslada a la colonia artística de February House.

En 1941 contrae pulmonía y pleuresía y en 1943 se reencuentra con Reeves quien el 28 de noviembre parte para Inglaterra a la guerra. En 1944 recae enferma de influenza y pleuresía y el 1 de agosto fallece su padre por lo que regresa con su madre y su hermana a Nueva York. El 19 de marzo de 1945, trae el regreso de Reeves de la guerra, contraen matrimonio por segunda vez. En 1946 conoce a Tenesse Williams y decide mudarse junto a Reeves a París donde es recibida con entusiasmo. En 1947 sufre un nuevo shock que paraliza su lado izquierdo y regresan a Estados Unidos donde Reeves sufre de delirium tremens. 

En 1948, a pesar de que la revista Mademoiselle la nombra una de las diez mujeres más importantes de EEUU, Carson se separa de Reeves e intenta en marzo suicidarse para posteriormente reconciliarse. En 1949 Carson descubre que está embarazada pero los médicos la aconsejan no seguir adelante por razones de salud. En 1950 se estrena Frankie y la boda en el teatro con un gran éxito que reporta a Carson grandes beneficios económicos, sin embargo la salud sigue sin acompañarla. Su brazo izquierdo está gravemente atrofiado y recae continuamente con neumonías y pleuresía, a lo que no ayuda su alcoholismo. 

El 19 de noviembre de 1953 Reeves se suicida con barbitúricos en un hotel de París

Carson se embarga en una vorágine creativa con tantos viajes como su salud le permite. En 1957 estrena The Square Root of Wonderful con una crítica tan negativa que se sume en una depresión. Continúa escribiendo hasta que en 1962 se le descubre un tumor canceroso y se le extirpa el seno derecho. El 15 de agosto sufre una hemorragia cerebral que la mantendrá en coma hasta su fallecimiento el 3 de octubre. 

Comentarios

  1. Bueno, pues ya estoy por aquí. Ya lo he terminado.
    A mí, sin embargo, de las tres novelas de McCullers que incluye el libro, ésta es la que más me ha gustado, aunque con ello no quiero decir que la considere superior a las otras dos. Además, llegados al nivel de esta autora, a ver quién decide cuál de sus obras es mejor que las otras.
    La verdad que me gusta mucho como retrata Carson McCullers sus personajes niños en esa transición hacia el mundo adulto, los borda. Tiene muchos temas recurrentes esta autora, pero creo que el abandono, como bien dices, y esa extrañeza y falta de pertenencia, son los temas centrales en torno a los cuales gira todo su universo narrativo.
    Berenice me ha encantado. Qué conversaciones las suyas con Frankie.
    Has hecho un buen análisis de esta novela, incluyendo los guiños hacia los aspectos biográficos de McCullers. Qué vida la de esta mujer.
    Besos

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  2. Tienes toda la razón. ¿Cómo valorar una obra de McCullers superior a otra si no es por motivos personales, subjetivos? Todos sus relatos son tan redondos y funcionan tan bien que es imposible escoger. Estoy segura de que cuando relea a esta autora mi favorito pasará a ser otro... Llegan todos tan hondo, conectan tanto con tu estado de ánimo al leerlo que estoy convencida de que la relectura debe ser aún mejor que la primera vez. Berenice es maravillosa. Y la vida de McCullers fue tremenda. De ahí su gran sensibilidad. Volcó todas sus emociones en la escritura y por eso es tan auténtica, tan McCullers.
    ¡Qué gozada compartir gustos contigo!
    Un abrazote

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