Tea rooms - Luisa Carnés


Edición: Hoja de Lata. Mayo 2016.
Páginas: 248
ISBN: 978-84-16537-11-2
Precio: 18,90€
Calificación: 8/10

Lo que más me ha gustado: viajar con la autora al Madrid de los años ´30 y recorrer la Puerta del Sol, viajar en tranvía desde Ópera hasta Cuatro Caminos y ver la ciudad a través de los ojos de mujeres que podrían ser mis abuelas.

Lo que menos me ha gustado: Luisa Carnés coloca en boca de la narradora omnisciente hechos, pensamientos y palabras que habría preferido ver colocados en boca de las propias protagonistas. Me habría gustado que hubiese seguido el consejo de Chéjov: “No me digas que la luna brilla, muéstrame el brillo de la luz sobre cristales rotos”.
«Los problemas de orden «material» (social) no han adquirido aún bastante preponderancia entre el elemento femenino proletario español La obrera española (...) sigue deleitándose con los versos de Campoamor, cultivando la religión y soñando con lo que ella llama su «carrera». el marido posible.» (Pág. 43)
Si te digo que el argumento de Tea Rooms. Mujeres obreras gira en torno a un grupo de mujeres, algunas jovencísimas, que trabajan en una lujosa sala de té en el centro de Madrid y que toca también temas como el adulterio, el aborto, la prostitución y la búsqueda de un marido podrías decirme que son lugares comunes, tratados incluso hasta la saciedad, no sólo en la narrativa sino también en el teatro, el cine o las series de TV. Pero si te digo que Tea Rooms. Mujeres obreras fue escrita en 1934 es probable que retrocedas también en el tiempo y no puedas sentir más que admiración por esta mujer que junto con otras, muy pocas, en su época, fueron pioneras en el tratamiento de temas que no sólo eran tabú en su momento sino que se escondían bajo la alfombra de los salones de las casas (quienes las tuviesen) a fin de no verlos ni hablar de ellos.
«¿Dónde ha leído Matilde: «Vivimos en una sociedad podrida»? ¡Cállate, pensamiento!» (Pág. 18)
Luisa Carnés alcanzó una gran repercusión en su época precisamente por el tratamiento descarnado y crudo de cuestiones femeninas que obligaba a quienes las leía a enfrentarse a una realidad que hasta entonces "no existía". La forma en la que una mujer debía regir su vida estaba tan ligada a la moral (impuesta desde fuera), a la religión (impuesta desde fuera) y a las costumbres sociales (impuestas, por supuesto, desde fuera) que apartarse del camino marcado o simplemente hablar de recorrer otro camino distinto suponía todo un acto de revolución en aquella época
«Aquí, las únicas que podrían emanciaparse por la cultura son las hijas de los grandes propietarios, de los banqueros, de los mercaderes enriquecidos; precisamente las únicas mujeres a quienes no les preocupa en absoluto la emancipación, porque nunca conocieron los zapatos torcidos ni el hambre, que engendra rebeldes.» (Pág. 131)
Precisamente el mismo motivo que la catapultó al éxito en su época, la condenó al olvido en la posteridad, cuando tras la instauración del régimen franquista las fuerzas políticas y sociales obligaron a las mujeres a regresar al mismo camino ya marcado y metieron de nuevo bajo la alfombra del salón los volúmenes de Tea Rooms y tantos otros que en su momento fueron referencias para muchas mujeres que lucharon por vivir según sus propias decisiones. Luisa Carnés logró, tras pasar por un campo de refugiados en Francia, exiliarse en México, donde falleció en 1964. Como ella, todas las mujeres de la generación del 27, llamadas las Sinsombrero, se vieron obligadas a huír del país: la pintora Maruja Mallo a Argentina, la pensadora María Zambrano a México, la escritora María Teresa León a Argentina...
«Los zapatos torcidos avanzan rápidos, suicidas, mientras que los zapatos impecables subrayan un paso estudiado, elegante.» (Pág. 12)
Puerta del Sol. Años 30
En los años ´30 España estaba viviendo un momento convulso con una crisis económica galopante, donde la palabra "derechos" únicamente se aplicaba a un sector privilegiado de la sociedad y donde únicamente existían dos polos: los que llevaban zapatos elegantes por un lado, y los que llevaban zapatos rotos por el otro. Obviamente la inmensa mayoría de la población pertenecía al segundo grupo y empezaba a tomar conciencia de la necesidad de luchar, manifestarse, reivindicar algo que nunca habían tenido pero que por fin les correspondía: derechos. Esta lucha no era fácil pues planeaba constantemente la sombra de los despidos, de los arrestos. Si ser ya ciudadano del país en esa época era complicado, ser además mujer, elevaba esta complicación al cubo. Comienzan a conseguirse pequeños logros gracias a la Segunda República: educación gratuita y obligatoria, derecho al voto de las mujeres (impulsado por Clara Campoamor, quien también aparece en la novela dando un mitín y a quien Luisa Carnés admiraba profundamente), pequeñas concesiones de protección laboral... pero el camino todavía comenzaba a ser recorrido.
«"Tú tienes una cosa especial..." La cosa especial que Antonia atribuye a Matilde es el sello de magnífica serenidad de la criatura marcada por largos años de una vida difícil; de la criatura desarrolada en la mayor miseria, cuyo cerebro no está absolutamente hueco» (Pág. 45)
Las Sinsombrero. Foto: diario.es
En esta época tan tumultuosa y comprometida conocemos a Matilde, una joven de «espíritu revoltoso» que mientras observa a sus compañeras sometidas, resignadas, vapuleadas, se plantea seriamente opciones alternativas: luchar por buscar una identidad propia en lugar de seguir el camino trillado; educarse y conseguir una independencia económica en lugar de depender de un marido que la cargue de hijos; pensar por ella misma y no por los dictados de los demás. Antonia, la veterana empleada temerosa de perder un mísero empleo en el que nunca sus méritos han sido valorados; Marta, la joven condenada a la misera que busca la salida en pequeños hurtos; Paca, beata y treintañera que encuentra en la religión su refugio; Laurita, la chica mimada enchufada por el dueño de la pastelería que se lanza a la vida con ingenuidad y paga el precio... una completa galería de mujeres urbanas, de sus miserias y sus secretos para las que la lucha por la vida, que diría Baroja, es más importante que la lucha por una vida interior inexistente, silenciada, presa.
«Sobre barro, sobre agua, sobre silencio. Bajo un espacio negro al final de la ruta.
Cuando llega a la callejuela, las notas conocidas, secas, del manubrio, la reciben, como de ordinario.
En casa, un fuerte barullo de los hermanos.
No huele a nada. Aspira. Nada. Ni sardinas, ni al pincante pimentón de las sopas de ajo.» (Pág. 15)
Un lenguaje a veces lírico, a veces directo, con el que Carnés pone voces a una época fascinante y desconocida en la que las mujeres comenzaron a alzar la voz. Saber que Luisa Carnés comenzó a trabajar con once años en una sombrerería de la calle San Marcos y que fue una escritora completamente autodidacta no hace más que aumentar la admiración que siento hacia esta mujer. Un libro absolutamente recomendable.

Nota: para quien le interese profundizar más en este tema hay un excelente documental de Imprescindibles de la 2. Os dejo aquí el link: http://www.rtve.es/alacarta/videos/imprescindibles/imprescindibles-sin-sombrero/3318136/

Comentarios

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