Las retrasadas - Jeanne Benameur


Título original: Les Demeurées
Traducción: Pilar Vázquez
Edición: Árdora Ediciones (Febrero 2017)
Páginas: 76
ISBN: 978-84-88020-55-0
Precio: 14,00€
Calificación: 10/10

«Palabras que las venas arrastran. Los sonidos trepan, tropiezan y caen detrás de los labios.
Tonta.
Las aguas negras salpican al vaciar el cubo.
Escasa la conciencia.
La mano se seca en el delantal de tela burda.
Tonta.
Las palabras no tienen razón de ser. Son.
» (Pág. 11)
Jeanne Benameur.
Hay libros... Hay libros que abres y que te golpean de sopetón con esas palabras que son, como las citadas anteriormente, con las que Jeanne Benameur comienza Las Retrasadas. En apenas setenta páginas, la autora francesa de origen argelino (Sin M´lila, 1952), antigua profesora de lengua y literatura hasta que decidió dedicarse en exclusiva a la escritura, nos da una clase magistral de que menos es más, de que para construir un relato no se necesita más que unos personajes, una historia y una forma personal de contarla. En serio, no se necesita más. Parece fácil, ¿verdad? Pero cuando lees a autoras como Jeanne te das cuenta de que para ello se necesita de una talento precioso y, lo más importante, de una sensibilidad personal especial que ni se compra ni se vende porque o se tiene o no se tiene y, claramente, Jeanne Benameur la tiene. 
«Una vez más, la pequeña se siente de más en el polvo, delante de la puerta.
El suelo es lo más bajo a lo que se puede caer.
» (Pág. 12)
Tres personajes: una madre cuyo nombre nadie recuerda y a la que todo el mundo llama La Varienne, «¡a saber por qué!», y que es la tonta del pueblo; su hija, Luce, una niña a la que todo el mundo considera también retrasada por ser hija de quien es y que vive sumida en un mutismo absoluto puesto que su mundo gira en torno a su madre y en ese mundo las palabras sobran, carecen de sentido, las aleja más que acercarlas y por ello han construido un idioma basado en gestos, miradas y ritos que dan significado a todo; y la profesora del pueblo, la intrusa, la forastera que penetra en ese mundo como una escoba en un rincón lleno de telarañas, la Señorita Solange.
«Luce se calla. El silencio entre ellas teje y destruye el mundo.» (Pág. 20)
Imagino que habrán oído hablar del Efecto Pigmalión, ya saben, el poder que tiene las expectativas de los otros en nuestras propias acciones. Bien, pues todo el mundo en el pueblo considera que como Luce es la hija de la tonta, y por extensión ella es tonta también, enviarla al colegio es una pérdida de tiempo. Total, ¿para qué? Si el futuro que la espera será el mismo de su madre, a saber, trabajar limpiando y cocinando para La Señora y poco más. Sin embargo la Señorita Solange, una profesora vocacional conocedora por experiencia de este efecto aunque no lo mencione, se propone enseñar a Luce a leer, desempolvar esas telarañas que cubren su boca, sus ojos y su cerebro y abrir su pequeño mundo a otro más vasto y enriquecedor: el de los libros, el de las palabras, el del alfabeto. Parece que la tarea es titánica y de misión imposible pero La Señorita Solange descubre una luz en los ojos de la pequeña Luce, los ojos de la curiosidad, de la comprensión, de la inteligencia.
«Cuando las palabras demasiado leídas se vacían de su significado, por fin aligeradas, recorren su camino.» (Pág. 54)
Curiosamente, el principal obstáculo que va a encontrar la Señorita Solange no es la incredulidad del pueblo o de los propios alumnos, sino que el muro inquebrantable que se construirá frente a ella será el levantado por Luce y su madre. La Varienne ve a Luce como una propiedad, lo único que de veras la ancla a la vida y para cuya conservación tuvo que luchar primero contra aquellos que sugerían que debía abortar al enterarse de que estaba embarazada y segundo contra aquellos que se preguntaban si estaría capacitada para criar a su hija. Luce, una pequeña esponja que absorbe cuanto le rodea, ha percibido la ansiedad y el miedo de La Varienne y ella misma teme separarse de ella y enfrentarse sola a cuanto hay más allá de los muros de su mísera casa. Juntas han forjado una relación en la que Luce es el verdadero enlace de La Varienne con el exterior y a la vez la frontera que filtra qué pasa y qué no. Cualquier pequeña alteración de su día a día, cualquier pequeño objeto que entra nuevo en esa casa, es susceptible de modificar su rutina, su día a día. Por eso son cuidadosas, temerosas, desconfiadas.
«La pequeña está colmada (...) Es la única cosa que le haya enseñado sin saberlo: un dolor y una felicidad intensas. Saber que alguien nos echa en falta y que echamos en falta a alguien.» (Pág. 54)
¿Será capaz la Señorita Solange de romper esa burbuja y hacer que la palabra ocupe su sitio en esa pequeña familia? ¿Cómo nos afectan las personas que se cruzan en nuestros caminos a la hora de marcar nuestro destino y nuestro camino a seguir, bien desviándonos, bien enderezándonos? Jeanne Benameur construye palabra a palabra una fábula preciosa pero estremecedora sobre las relaciones maternofiliales, la autonomía de nuestros sueños y el poder de la palabra. Abrir este libro al azar es un auténtico deleite de poesía hecha prosa llena de imágenes, detalles y grietas que nos permiten abrir nuestra mente a nuevos mundos y a plantearnos cuestiones realmente interesantes. El desenlace, por supuesto, no se lo voy a contar, pero es un auténtico despliegue de amor mezclado con miedo que enternece y conmueve. No en vano, este libro recibió el Premio UNICEF en 2001 y, aunque ha tardado en traducirse al castellano, merece sin duda la pena. Se puede leer del tirón, eso sí, preparen lápiz para subrayar y anotar, o bien degustando como un caramelo cada una de sus frases. Como ustedes prefieran. Pero háganse un favor y léanlo. Entenderán a qué me refiero porque...
«Las palabras de Luce se elevan.
Nunca más se quedarán atrás, retrasadas.
Sobre la tierra, día tras día, la mantienen viva.» 




Comentarios

  1. Desconocía por completo tanto la obra como la autora y me ha llamado mucho la atención.

    Ya te lo he dicho en otras ocasiones, pero la labor que estas haciendo sobre la "literatura de maternidades" es maravillosa, estás dando a conocer muchas obras que o bien desconocemos o bien dejamos pasar de largo.

    En este caso, como persona que trabaja en la educación, me ha llamado especialmente la atención por el citado Efecto Pigmalión, fenómeno de una fuerza extraordinaria en el ámbito educativo.

    Aunque una vez conoces dicho fenómeno, también puedes "aprovecharte" de él, manifestando tus expectativas en alumnos que siempre han sufrido por la ausencia de ellas.

    En cualquier caso, te ha salido una reseña fabulosa. En este caso por temática me pilla demasiado cerca como para ignorar tu recomendación.

    Un placer leerte Raquel, ¡un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola John! Encantada de leerte por aquí. Puesto que trabajas en Educación creo que este libro te va a resultar realmente interesante. El personaje de la maestra es excepcional y me encantaría conocer tu punto de vista por tu afinidad con ella.
      Ojalá puedas hacerle un hueco y leerla. No te va a decepcionar. Y si lo haces coméntanos qué te pareció.
      Un abrazote gordo

      Eliminar
  2. Raquel, con tus palabras atrapas y es fácil sospechar que este es otro de esos libros que dejan huella. Seguro que es acabo identificándome con la señorita Solange y es que la vida está llena de marginaciones injustas. A veces, dentro de las lecturas "habituales" cuesta encontrar libros que traten la relación madre-hija desde distintas perspectivas, pero visitando tu blog cada vez encuentro más opciones y a cada cual más interesante. Me llevo apuntados tanto este como "No, mamá, no" de Verity, porque su brevedad seguro que agudiza todo el torbellino de emociones.

    Gracias por descubrirnos estas joyitas literarias que, por permanecer en un lugar secundario, corren el riesgo de olvidarse. Y su visión es muy necesaria.
    Un abrazo ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Emma! El mundo de las Maternidades en la Literatura está resultando más fascinante y complejo de lo que pensaba. Es cierto que hay pocos libros que aborten esas relaciones de "apegos feroces", como las llama Gornick, desde una perspectiva diferente, quizás porque era un tema tabú, quizás porque no es fácil ahondar en esa relación casi sagrada. Por ello, cuando descubro alguna de estas joyitas que enriquecen tanto, no puedo resistirme y hablar de ellas a todas horas ;-)
      Muchísimas gracias por pasarte por aquí. Te llevas apuntadas dos obras que, a pesar de su brevedad, son densas y muy interesantes. ¡Me encantará saber qué te parecen!
      Un abrazote <33

      Eliminar
  3. Me uno a lo dicho anteriormente por BienvenidaNarrativa y Emma, te felicito por acercarnos estas "Maternidades Literarias" y por dar luz a autoras no muy conocidas.
    La sinopsis de Las retrasadas no deja indiferente y tengo mucha curiosidad por saber cómo lo ha abordado la autora.

    Otro que sumamos a la lista.

    ¡Un besote!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi querida Pilar, en la reseña he intentado contar lo menos posible porque al ser tan breve es difícil abordarlo sin destriparlo. Me alegro muchísimo de que te haya gustado y que te apetezca echarle un ojo. La autora es brillante, con una voz propia muy diferente. Estoy deseando leer algo más de ella.
      Un besazo!!!

      Eliminar
  4. Pues sí que parece un caramelito. Y tu reseña lo ha envuelto de tal manera que no se le puede decir que no. Yo al menos no se lo digo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Un millón de gracias, Lorena! Realmente es un caramelito, con un sabor agridulce pero con un trasfondo de esperanza hermoso. Espero que disfrutes muchísimo de su lectura y que nos cuentes qué te ha parecido.
      Un abrazote

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Él y yo - Natalia Ginzburg

La invitada - Simone de Beauvoir

Invierno en los Abruzos - Natalia Ginzburg

Tres mujeres - Sylvia Plath